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Laurana

1º Capritulo. Todo tiene un comienzo.

1º CAPITULO: Todo tiene un comienzo. (Escribe Laurana. Personaje Soguiro)
Abrí los ojos lentamente... la luz entraba a raudales por mi ventana. Apenas podía ver más que luz blanca. Me incorporé poco a poco y me di cuenta de que el día que comenzaba era especial aunque dormida como estaba no podía recordar porqué. En la lejanía, bueno, una lejanía más cercana de lo que deseara, oía a mis hermanos gritar y pelear por dios sabe que.
Mire a mí alrededor, todo estaba como lo había dejado la noche anterior. Mis ropas colgaban de la silla y las botas tiradas por el suelo daban a la habitación un aspecto desastroso. Pero después de hacer un examen exhaustivo me di cuenta de que algo faltaba.
“Pfff... ya estamos como todas las mañanas”- pensé- “ mis hermanos han entrado en la habitación y me han cogido algo”.
Siempre era la misma cantinela, y los muy travieso se las arreglaban para que no me despertase y así llevarse su botín, pero hoy se habían pasado de la raya... mi arco no estaba por ningún sitio.

-¡¡¡Madreee!!!- el chillido salió espontáneo de mi boca-¡¡¡Como los pille con mi arco se las cargaran con todo el equipoooo!!!

Pero la sorpresa fue mayúscula, pues entraron todos muy sonrientes cantándome la canción de la mayoría de edad. Entonces caí, sí, era hoy el día de mi mayoría de edad, por fin cumplía 150 años y podría salir sola del desierto y viajar por el mundo.
Mi madre llevaba un precioso paquete en las manos que me entregó con un sonoro beso.
Abrí el regalo esperándome lo peor, pero cual fue mi sorpresa cuando vi que era un arco... uno de los mejores que existían, hecho con barro, paja de desierto y saliva de dragón.
Los aplausos se debían oír hasta en la cueva de enfrente. Rápidamente mire con temor a través de la ventana, asegurándome que nadie oía el escándalo.
Con el ceño medio fruncido di las gracias a todos y después de seguirles un rato la corriente intenté que se fuesen.
Me vestí a toda prisa y después de cepillarme el pelo salí corriendo para reunirme con Golder.
-¡Hola Soguiró! Te veo agitada.
-Buenos días Golder, ¿sabes que día es hoy?
-Por supuesto, empieza el segundo ciclo lunar y los dragones cambiamos de color su permanecemos dos horas bajo los rayos de la noche.

Mi ánimo terminó de caer hasta mas debajo del suelo, se hundió en las profundidades y decidió quedarse allí.
-Pues si, eso es. Y que Golder, ¿piensas cambiar el color?-pregunté con un tono muy poco animado.
-Por supuesto que no, ya sabes que el dorado me encanta y que hay muy pocos dragones que lo exhiban.

Me dió la sensación de que Golder estaba un poco distraído, pero dado el caso y mirando al cielo decidí no darle importancia pues su humor dependía del clima y el cielo estaba encapotado.
-Por cierto... ¿qué es lo que llevas colgado al hombro?

Me parecio que Golder ya se estaba pasando. ¿Quién podía no reconocer uno de los mejores arcos del planeta? Lo miré fijamente y aunque me pareció dislumbrar burla en sus ojos añadí con una mueca irónica:
-Es el peluche que me regalaron cuando cumplí los 50 años.

Yo estaba clavada en el suelo, no podía creerlo... este no era mi Golder.
Al poco rato de estar mirándonos seriamente a los ojos... me di cuenta de que se había estado burlando de mí, pero fue demasiado tarde, porque Golder ya había estallado en carcajadas y su enorme panzón subía y bajaba como si fuese un terremoto.
-¿Tu creías que me había olvidado de que hoy era tu mayoría de edad?

No sé que cara debí poner pero el caso es que mi enorme amigo seguía muriéndose de la risa y mi sentimiento de ridículo se había hecho igual de grande que el globo terráqueo.
-No, sabia que era todo una broma- dije sin mucha convicción.

Mis palabras no surtieron el efecto que me hubiese gustado pues las carcajadas cada vez eran más fuertes. Cuando mi dorado compañero por fin se calmo, solo acerté a articular las siguientes palabras:
-¿Bueno que hacemos?

Todavía cansado de tanto reír Golder me acompaño a una cueva que había cerca del pueblo. Una vez allí, me tendió un carcaj de manera muy solemne, pero cuando vi lo que portaba ahogue un grito de asombro... las flechas que había dentro no eran flechas del bosque... ni siquiera del desierto, si no de nácar, de las que hacían unos seres mágicos que habitaban en los volcanes. Estas flechas eran totalmente blancas y estaban compuestas de magma y piedras que hacían del material una aleación irrompible.
Era un regalo fabuloso...
-Muchísimas gracias Golder, ¡no sabes la ilusión que me ha hecho!.
-Si, si que lo sé. Pero estas flechas tienen un propósito concreto... jamás se ha fabricado una que no tuviese un blanco determinado. Quiero que las guardes y las uses solo cuando realmente lo veas oportuno.
-Gracias, así lo haré. Dentro de pocos días, me gustaría salir del desierto... me siento encerrada aquí. ¿Quieres venir conmigo?
-Jejjeje, que remedio me queda, supongo que somos compañeros para todo. ¿Y cuando salimos mi dama?
-No sé.. Aun tengo que despedirme de mi familia y hacer todos los preparativos, pero no creo que tarde mucho.

De vuelta a casa fuimos ambos callados sumidos en nuestros pensamientos. Notaba la tranquilidad impasible de Golder en el trocito de alma que compartíamos. Que importante era para mí. Desde que nos enlazaron, siempre habíamos estado juntos, éramos amigos inseparables. Gracias a él, ahora tenia la vista de un dragón y la vida larga de estos, él a cambio tomaba también de mí lo que quería.

2 comentarios

Laurana -

Jajajajja, seguro que si, ademas tu personaje es muy misterioso ;)

AC -

mi cachito de historia esta apuntito...dame un pokitin mas de tiempo...pero no se yo si estara a tu nivel :p